Mi fiera preferida
EL JAGUAR
Aquel que era la imagen de la lluvia
ya no hace caminos en la selva,
los discos de oro de sus ojos
ya no rutilan.
Bajo el sol de la mañana
no se le ve recorrer en un tronco
el Río de los Monos.
Su piel solar es un tapete.
El corazón del monte ya no lleva
manchas negras y blancas en su pecho,
ni de sus fauces ígneas sale la vírgula
de la palabra que nombraba las cosas.
Su grito mudo
retumba
en mi extinción.